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Cómo dejé de "sobrevivir" para vivir la vida que quería
Todo empezó así...
Hace alrededor de 10 años trabajaba en un call center dando soporte técnico a directivos.
Para serte bien franco, no era algo que me agradara.
Mi trabajo quedaba a dos horas (en auto) del corporativo, y mi rutina consistía en despertar, bañarme, manejar por dos horas, llegar al estacionamiento, dormir 30-40 minutos (puesto que me levantaba súper temprano para que no me tocara mucho tránsito vehicular), entrar al trabajo, trabajar por 4 horas, tomar media hora de comida, trabajar otras 4 horas, salir del trabajo, 2 horas de tránsito de regreso, cenar, dormir… y repetir el ciclo.
Le ponía mucho esfuerzo en mi trabajo y buscaba formas de aumentar mi salario, pero no era fácil subir en la escalera corporativa.
Eventualmente logré irme al turno de la tarde, en el que pagaban un poco más y la carga de trabajo era menor.
Ahí, por arte divino, se me prendió el foco del cerebro y un día me puse a buscar cómo hacer dinero por Internet.
Ni me imaginaba que eso sería el comienzo de un cambio de vida brutal.
No solo porque aprendí un montón de cosas sobre cómo vender (puesto que no tenía nada de experiencia ni conocimientos sobre esto), sino de cómo cambiar mi mentalidad.
Y es que si te confieso algo, la mentalidad es, en mi opinión, el 80% de los resultados.
Me refiero a lo siguiente:
Cambiar tu mente hace que tu mundo cambie.
Mira, cuando trabajaba en dicho call center, pensaba que debía cambiar mis horas por dinero. Pensaba que mis únicas habilidades eran saber algo de computación y el idioma inglés.
Esto era porque aunque había ido a la universidad, había dejado inconclusas tres carreras distintas: ciencias políticas, ingeniería en audio, y comunicación. Por lo que no tenía el famoso “papelito” (título) para conseguir “un mejor trabajo”.
Entonces, mis posibilidades de conseguir más ingresos eran limitadas por lo que mi mentalidad me decía. Vamos, que mi cerebro me decía: “tú no puedes aspirar a nada mejor porque no concluiste tus estudios.” Si bien, siempre me ha gustado aprender, nunca había pensado en que podía aprender cómo adquirir dichas habilidades laborales vía Internet. No pasaban por mi mente.
Pero cuando pasé al turno de la tarde, en mi aburrimiento, terminé embarcándome en este mundo tan fascinante.
Entre los cursos y libros que llegué a estudiar, había mucha gente que hablaba de la famosa “mentalidad”.
Y fue hasta que lo tomé en serio que empecé a ver cambios interesantes.
Verás, hasta ese entonces, yo tenía una mentalidad “de pobreza”.
Me conformaba con lo que tenía y pensaba que hasta allí había llegado. Que quizá podía mejorar un poco más, pero eso sería después de mucho tiempo y si tenía suerte de ser escogido en el corporativo.
No tenía idea de finanzas personales, no sabía cómo aumentar mis redes personales, no planificaba ni tenía una estrategia, no conocía de marketing y ventas, no administraba bien mi tiempo, no tenía una mentalidad positiva, ni tampoco tomaba decisiones rápidas y efectivas.
Mis aspiraciones y ambiciones eran muy pequeñas (a un amigo emprendedor le comenté de hacer un negocio en el que podíamos ganar 10 dólares al día… y se terminó riendo en mi cara diciendo “piensa en grande”).
Con el paso del tiempo aprendí lo siguiente:
Tu mentalidad es muy importante.
Tus creencias sobre lo que puedes o no puedes hacer determinarán mucho tus acciones.
Debes creer en ti mismo y en tus habilidades para lograr el éxito.
Aprender nuevas habilidades y adquirir conocimientos te permitirá expandir tus posibilidades y oportunidades.
Debes tener una mentalidad positiva y estar dispuesto a tomar riesgos y enfrentar desafíos.
Es importante rodearte de personas positivas y exitosas que te inspiren y te apoyen.
La planificación y la estrategia son fundamentales para alcanzar tus objetivos.
La perseverancia y la disciplina son necesarias para superar los obstáculos y mantener el enfoque en tus metas.
Ahora, quien te diga que esto es fácil o sencillo, te está mintiendo. Déjame dejarlo claro: NO ES FÁCIL. NO ES PARA TODOS.
En este camino hay muchas frustraciones y tropiezos. Requiere de mucho trabajo.
Pero al final del día, si no estás conforme con lo que tienes, queda en ti cambiarlo.
Nadie va a venir a salvarte. Nadie va a venir a rescatarte y hacer que tu vida sea mejor. Sólo tú.
Uno es responsable de su destino.
Este fue el mayor cambio de mentalidad que tuve que hacer. Tomar las riendas de mi destino en mis manos, ajustarme los pantalones y enfrentarme a lo que tuviera que enfrentarme.
Por eso esta es una de las frases que más me representa:
Cambia tu mente, cambia tu mundo.
Porque cuando cambié la forma en la que pensaba, cuando cambié mis creencias, cuando reescribí mi historia… mi mundo cambió.